miércoles, 1 de julio de 2009

22:04

Después de sentirme tan alto, me siento tan bajo. Mis manos están sucias con esto que ya no es mío, que no lo quiero, que ya no importa. Porque mi mundo se ha reducido a ser un ser sin ganas de seguir siendo. Incompleto, pequeño e inútil. Como una títere poco gracioso frente a un público indiferente.

Desarmado. Como esos monos de cartón que se quedan sobre algún viejo mueble, que son atacados por la jodida lluvia de un junio cualquiera. Porque aunque lo disfrace, aunque lo niegue, aunque lo repita incesantemente cada noche antes de tratar de dormir en esta habitación demasiado helada, quiero eso. Quiero tener esa maldita chispa que hace que la gente sea menos muerta y mucho, mucho más libres.

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